Grabar
nuestras relaciones sexuales, nuevo hábito de los españoles
Nuestro país ocupa uno de
los primeros puestos en el consumo de material pornográfico, tanto en la red
como en el mercado de las películas en DVD. Pornografía de todo tipo son las
que buscan nuestros vecinos, por mucho que lo nieguen.
Por ello, las webs de
contenidos para adultos, han visto un gran filón en España y además cada vez
más son las personas y parejas que cuelgan sus vídeos caseros en la red. Así
que….¿por qué no ser nosotros mismos los protagonistas de nuestras películas?
Cualquier medio digital está ahora a nuestro alcance;
desde una pequeña cámara de vídeo o de fotos, hasta un móvil son herramientas
cotidianas. Podemos decir que cualquier persona puede grabar o fotografiar al
momento sin más necesidad que sacarlo del bolso o del bolsillo. Pero para
muchas y muchos, surge con estas posibilidades el morbo que viene implícito en
el hecho de sentirse grabado mientras se practica sexo y cómo serán los
resultados.
Se ha comprobado que en el caso de los hombres que
quieren grabar sus relaciones sexuales el motivo radica en que buscan un “porno
distinto”; aquel que es exclusivo, propio y donde los protagonistas de su
película son ellos y sus pareja. Un recuerdo imborrable, excitante y que podrá
ver en cualquier momento. Verse como un actor de porno, ya es cuestión de
imaginación. Pero desde luego poseer y casi “coleccionar” este tipo de
grabaciones les hace subir su particular ego.
Por el contrario, en el caso de la mujer, se presenta
como un desafío más, una aventura, un reto. Los tabúes a veces no viene del
hecho en sí de las grabaciones, sino de ciertos complejos con su propio cuerpo.
Por lo que para ellas si es importante que sea dentro de una relación “muy
estable”.
En ambos casos es una manera diferente de dotar de sal
y pimienta a las relaciones
sexuales para que
estás sean diferentes y huir de esta manera de lo que pueda ser rutinario.
Al igual que a otras parejas les encanta también
practicar sexo en lugares, públicos, prohibidos, exóticos, o con posibilidades
de ser descubiertos, hay muchas que al grito de ¡acción!, grabando… su
potencial sexual cobra la mayor excitación imaginable.
También muchas y muchos confiesan que no es sólo
cuestión de una sola vez. De hecho las primeras grabaciones no suelen dejar
satisfechos a ningún miembro de la pareja, ya que ambos se dedican a mirar y
ocultar más las partes de su cuerpo de las que no están muy orgullosos, que
centrar su atención en el motivo de la grabación. Pero está demostrado, quienes
se graban una vez, repiten.
Buscar un mejor encuadre, otro escenario, etc, ponen
de manifiesto toda dote de actor y exhibicionismo que cada uno o una de
nosotras llevamos dentro.
Muchos se preguntarán, ¿y con que fin graban actos tan
supuestamente íntimos?. Las respuestas son sencillas: estas grabaciones cumplen
dos objetivos: practicar sexo de manera más morbosa, como si fueran espiados, y
poder excitarse luego juntos al ver el resultado de su particular película.
Como decíamos, poco a poco se van cuidado mucho más
todos tipo de detalles. Lo que ayuda a crear más morbo aún a las próximas
grabaciones. Una lencería picante, todo tipo de complementos, velas, adornar el
escenario, sábanas de satén, complementos e incluso los juguetes eróticos
muchas veces comprados solo para la ocasión. Incluso varían las posturas y los
ambientes que cada vez son más desafiantes.
Ahora, quienes sufren esta especie de obsesión por ser
grabadas, fotografiadas, son las escorts. Muchos clientes confunden el hecho de
ser chicas de sexo de pago, con el de que deben poder posar para ellos. A la
gran mayoría les atrae poder fotografiar la cara, algo que es lo que desean
enseñar a sus amigos. Pero la cosa se complica cuando pretenden hacer fotos a
escondidas mientras las chicas se duchan, se desvisten, o simplemente están
practicando relaciones con ellos. Todo un problema para las chica escort
que debe cambiar el tono de su comportamiento.
Pero no solo juntos se hacen las grabaciones de
contenido sexual. Muchas y muchos son los que fotografían o graban sus
genitales, pechos, etc, o imágenes en poses eróticas o masturbándose, para así
poder “regalar” a su pareja o amante lo más atrevido que se supone que están
dispuestas a hacer. Lo hacen para que se exciten, para recordarles como lo
hacen ellos o ellas, y para obsequiarles con el resultado de esa foto o
grabación.
Sin embargo si el destinatario de las fotos es una
persona capaz de hacer mal uso de estas grabaciones las consecuencias pueden
ser fatales para la imagen social de esa persona. El caso de la ya ex concejala
de la localidad toledana de Los Yebenes, cuyo caso dio la vuelta por toda la
red, es un claro ejemplo.
En cualquier caso grabar nuestros propios cuerpos
desnudos y practicando sexo es sinónimo de mentalidad abierta, de relación sana
de pareja, de desinhibición y cómo no, de aventura…
Entre los más adolescentes de nuestro país si se está
convirtiendo en una practica muy extendida. Algo que se ha bautizado como sexting y que consiste en la difusión o
publicación de contenidos (principalmente fotografías o vídeos) de tipo sexual,
grabados por el propio remitente, utilizando para ello el teléfono móvil
principalmente. Debido a una mayor “inocencia”, confianza y falta de previsión
de sus consecuencias, si se ha convertido en un gran problema. Somos los
adultos los responsables de prevenir estos actos aconsejándoles no hacerlo.
Pongamos un ejemplo, que por otro lado es muy común:
Una chica se hace fotografías de
contenido erótico con el móvil y se las envía por whatsapp a un chico con el
que desea coquetear, o las publica en su perfil de una red social. Un contenido
de carácter sexual, generado de manera voluntaria por su autora, pasa a manos
de otra persona, pero que puede multiplicarse a que sean cientos las que vean
su foto o vídeo. Esto es lo que denominamos sexting.
Llegados a un caso como este la foto original ya no está controlada por su
protagonista, con las posibles consecuencias sociales que pueda tener.
Grabarse en vídeo puede tener unos resultados muy
excitantes para los adultos. Otra cosa es la posible difusión de este material
privado, que sólo nos podrá traer consecuencias indeseadas.
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